Nunca llegué a apostar por el diseño, ya que estudiaba ilustración en aquél entonces, pero una tarde de descanso estudiantil, un profesor me dijo:
– Eres buena diseñando y podrías dedicarte a ello.–
Sinceramente, me vino de rebote. Me empezaron a encargar invitaciones de boda, tarjetas, carteles, catálogos y se ha llegado a convertir gran parte de mi labor actual.
Y no sabes cuánto me está enseñando.